sábado, 6 de noviembre de 2010

Misa en Belén por los sacerdotes asesinados en Iraq

Recibí la invitación del Patriarcado para asistir a la Misa funeral que se celebraría el viernes, 5 de noviembre en la Basílica de Santa Catalina en Belén, por los 52 martires asesinados en Bagdad hace unos días, entre los que se encontraban tres sacerdotes de rito siro-católico.
Concelebramos alrededor de 5 obispos -entre los que se encontraba el Nuncio del Papa en Tierra Santa- y 30 sacerdotes. El obispo de rito Siro-Católico que presidía la ceremonia se llama Mons Pierre Melki. Los sacerdotes asesinados y la mayor parte de los fieles pertenecían a este rito de la Iglesia Católica. La Misa se celebró en el rito Siro-Católico. Estaba muy emocionado Mons Pierre por la cantidad de gente que llenaba la Basílica. Existen muy pocos fieles de rito Siro-Católico en Jerusalén, que es donde vive este obispo. Alrededor de 30. Le impresionó al obipo ver la iglesia abarrotada de fieles. Había un representante del gobierno Palestino y al final de la Misa se leyó un mensaje de condolencia del presidente Mahmud Abbas
La Misa tuvo lugar, como decía en rito Siro-Católico. Es la primera vez que tenía oportunidad de asistir a una Santa Misa en este rito, y además pude concelebrar. Hay algunas partes de esta ceremonia, como la Consagración, que son en arameo. Es muy bonito oír las palabras que dijo el Señor en la última cena exactamente con las palabras y en el idioma en que las dijo. En este rito cambian algunas partes de la Misa con respecto al rito latino. En el ofertorio se tapa con el cubrecáliz también el copón, que contiene las formas que serán consagradas. Alrededor del cáliz y el copón el obispo incensó repetidas veces las ofrendas, situando el incensario en los cuatro ángulos del cáliz. Finalmente daba dos vueltas completas al cáliz con el incensario. También me llamó la atención la epíclesis, cuando se invoca al Espíritu Santo. El obispo movía las manos encima del cáliz bajando los brazos y subiéndolos como si de una paloma se tratara. Invocaba al Espíritu Santo para que bajara sobre las ofrendas.
Pude saludar al obispo siro-católico, al que conozco desde hace unos años, y mostrarle mis condolencias. Realmente impresiona ver la foto de esos sacerdotes tan jóvenes asesinados, que han muerto mártires de la fe.
Al terminar la Santa Misa los obispos, sacerdotes y fieles nos trasladamos fuera de la Basílica donde se leyó una declaración de los obispos de Tierra Santa condenando este brutal atentado.