sábado, 19 de febrero de 2011

Lugar donde Felipe bautizó al eunuco

Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: «Levántate y ve hacia el sur por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto». Entonces él se levantó y fue. Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace, reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros y había venido a Jerusalén para adorar, volvía sentado en su carro, leyendo al profeta Isaías. El Espíritu dijo a Felipe: «Acércate y arrímate a ese carro». Acudiendo Felipe, oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: — Pero ¿entiendes lo que lees? Él dijo: — ¿Y cómo podré, si alguien no me enseña? Y rogó a Felipe que subiera y se sentara con él. El pasaje de la Escritura que leía era este: «Como oveja a la muerte fue llevado; y como cordero mudo delante del que lo trasquila, así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; mas su generación, ¿quién la contará?, porque fue quitada de la tierra su vida». Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: — Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo o de otro? Entonces Felipe, abriendo su boca y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. Yendo por el camino llegaron a un lugar donde había agua, y dijo el eunuco: — Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado? Felipe dijo: — Si crees de todo corazón, bien puedes. Él respondiendo, dijo: — Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. Mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y lo bautizó. Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe y el eunuco no lo vio más; y siguió gozoso su camino. Pero Felipe se encontró en Azoto; y, al pasar, anunciaba el evangelio en todas las ciudades hasta llegar a Cesarea.” (Hechos 8, 26-40)
Antes de dirigirnos a Hebrón, que está como a 30 kilómetros al sur de Belén, anduvimos buscando un lugar que nos hacía ilusión conocer. Se trata del sitio donde Felipe bautizó al eunuco en el camino cuando volvía a su país. No era fácil encontrarlo pues no está señalado. Sabíamos que ahí habían estado cristianos hace muchos siglos: desde la monja Egeria en el siglo IV, que lo cita en el diario de su peregrinación, hasta el famoso peregrino anónimo de Bourdeaux en el siglo VI. Hasta el siglo VIII había noticias del lugar por referencias de peregrinos. Para llegar sólo sabíamos el nombre del lugar: ain derwe. Después teníamos la referencia de la mezquita. Muchas mezquitas están construidas cerca de lugares santos. Y efectivamente, al pie de la mezquita estaba. Nos dirigimos por la carretera antigua que bajaba hacia el sur y llegamos al lugar. Se encuentra a la altura del kilómetro 28. Ahí preguntamos en árabe a un paisano musulmán que si sabía dónde estaba la famosa fuente antigua. Nos contestó:
-Yo tengo 70 años y la fuente de ain derwe siempre ha estado aquí. Aquí venía a beber antes todo el pueblo. Te lo digo yo. Este es el lugar.
En el sitio sólo quedan unas escaleras que parecen antiguas y que bajan hacia un lugar donde podía haber una fuente. En ese lugar ahora hay un gran depósito de agua. Y detrás del depósito un abrevadero de piedra, con varios grifos, pero que están sin agua. Nos sacamos varias fotos allí y rezamos el ángelus. Ese era el lugar y no resultaba difícil imaginarse a Felipe y al eunuco bajando del carro para el bautizo.