sábado, 23 de marzo de 2013

Los olivos, testigos de la Pasión


Los ocho olivos que se encuentran en Jerusalén, en los alrededores de la Basílica de Getsemani, en el lugar en el que Jesús sudó y fue arrestado, tienen todos (tanto en los troncos como en las raíces) el mismo ADN, por lo que no nacieron de semillas diferentes, sino de ramas de una única planta anterior. Es lo que se deduce de la investigación que promueve la Custodia de la Tierra Santa, que fue presentada esta mañana en Roma ante la presencia del Custodio, el padre Pierbattista Pizzaballa.

El estudio, que duró tres años, con investigadores que ofrecieron gratuitamente sus servicios y sus conocimientos, fue dirigido por tres institutos del CNR del Polo científico de Florencia y bajo la supervisión del doctor Antonio Cimato y del profesor Giovanni Gianfrate. Los estudios de los troncos de los olivos con radiocarbono indicaron que todos fueron plantados entre el año 1092 y el año 1198, por lo que se revela evidente que en la época de los cruzados hubo una reorganización del terreno. Son plantas antiquísimas, de, por lo menos, mil años de edad.

Pero la atención de los estudiosos se concentró sobre todo en las características del ADN común de todas estas plantas. Son olivos que provienen de ramos de por lo menos un metro de altura y que formaban parte de un mismo árbol (mismo que, seguramente, tenía grandes dimensiones): ocho de ellos sobrevivieron y uno murió; todos ellos fueron plantados en la zona. Esta operación podría ser anterior a la época de los cruzados, pues la distancia entre uno y otro árbol no respetan los criterios que se seguían durante la Edad Media.

El Monte de los Olivos lleva este nombre desde el siglo III a.C. y estaba cubierto de plantas de olivo, que, cuando no se cultivan no llegan a formar árboles, sino que permanecen como una especie de arbustos. Es probable que una de estas plantas haya sido objeto de una particular veneración, tanto que habrían tratado de inmortalizarla plantando sus ramos más robustos. Esta planta preexistente sería, pues, mucho más antigua, y podría ser un testigo del comienzo de la Pasión de Jesús.

La investigación, además, indicó que los olivos gozan de muy buena salud. La Custodia de la Tierra Santa ahora tiene todos los elementos necesarios para garantizar que los olivos de Getsemani  se conserven de la mejor manera.

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